Imagina que te dedicas a brindar servicios de transporte por una app y tienes un accidente que inhabilita tu vehículo por una semana. Todos sabemos que el costo de las reparaciones es recuperable. Pero ¿qué pasa con los ingresos que dejó de generar el vehículo durante ese tiempo? Eso, precisamente, es el lucro cesante.

El lucro cesante no es más que el beneficio que una empresa dejó de percibir debido a un evento disruptivo, dicho de otra forma, es lo que nunca entró a la empresa por lo ocurrido. Desde la óptica financiera, no medirlo correctamente implica subestimar gravemente el impacto real de un siniestro en su rentabilidad, ya que impacta directamente en la cuenta de resultados y en la pérdida de oportunidades de mercado.

Este concepto tiene un enfoque muy orientado al ámbito legal, pero ¿Por qué es crucial la connotación financiera del término?, esto se debe a que los tribunales y las aseguradoras no aceptan afirmaciones sin sustento. No basta con decir «dejamos de ganar». Se debe demostrar con certeza, mediante herramientas financieras y documentación contable, que esas ganancias se hubieran obtenido de no mediar el incidente. Aquí es donde el rol del analista financiero se vuelve crítico.

Pero ¿cómo cuantificamos el lucro cesante?: la mirada de un experto financiero

Una vez establecido de manera irrefutable este vínculo causal, es decir, demostrado que el evento fue el detonante directo de la interrupción de la actividad generadora de ingresos, se procede a la fase de cuantificación.En Silver, hemos aplicado con éxito en casos donde calcular esta pérdida era crucial. Estos casos han sido resueltos aplicando un mismo sello: un análisis riguroso y una metodología estructurada que garantiza un cálculo sólido y defendible. Partiendo de nuestra trayectoria en casos anteriores, los siguientes pasos describen el proceso fundamental para cuantificar el lucro cesante de manera técnica y defendible en un caso donde se logró una ejecución parcial del proyecto, pero se imposibilitó la culminación debido a una eventualidad.

En este caso analizamos los datos reales de la fase completada, como los flujos de caja, margen operativo, tiempo de ejecución, etc., para establecer una línea base de rendimiento probada. Esta información se contrasta con los estándares de la industria para validar su razonabilidad.

Utilizando la línea base de rentabilidad probada de la parte ejecutada, se estiman los flujos de caja anuales que hubiera generado la parte truncada, desde el año de la interrupción hasta la fecha actual.

En lugar de descontar flujos futuros, se capitaliza el valor de las ganancias perdidas en cada año histórico. Se aplica una tasa de actualización (generalmente basada en la inflación histórica acumulada, tasa de interés de los certificados financieros o el costo promedio de capital) a cada flujo de caja perdido, desde el año en que se dejó de percibir hasta el presente. Esto nos da el valor actual equivalente de lo que se perdió.

Pero veamos esto con números, destacando el rol crítico del valor del dinero en el tiempo:

Imaginemos que en 2004 construimos una plaza comercial y que una falla en el terreno impidió la construcción de la Fase 2 del centro. La Fase 1 generó, en promedio, un flujo de caja neto anual de DOP$500,000 y se estima que, de haberse construido en 2004, la Fase 2 hubiera generado anualmente DOP$200,000 desde 2005 hasta 2024 (20 años).

Sumar simplemente los DOP$200,000 año tras año desde el 2005 hasta el 2024 no tiene sentido económico, ya que mezcla pesos de diferente poder adquisitivo por la incidencia del valor del dinero en el tiempo. Lo correcto en este caso es calcular el Valor Futuro (VF) de cada ganancia anual perdida, capitalizándola hasta el 2024, para esto usamos una tasa de actualización del 10% anual.

Al realizar esta operación para los 20 años y sumar los resultados, el Lucro Cesante actualizado a 2024 asciende a aproximadamente DOP$11,455,000.

La pérdida de DOP$200,000 anuales que comenzó en 2005 no equivale a DOP$4,000,000 en total (DOP$200,000 x 20 años), sino a DOP$11,455,000 de hoy.

La diferencia de DOP$7,455,000 representa el costo financiero de la postergación, es decir, la pérdida de poder adquisitivo y el costo de oportunidad de no haber tenido ese dinero disponible para invertir cada año desde el momento en que se debió recibir, y por esta razón indemnizar con la suma nominal original sería compensar solo una fracción del perjuicio real.

En resumen, el lucro cesante es un concepto poderoso que protege la rentabilidad futura de su empresa. Sin embargo, su reclamo exitoso depende casi por completo de la solidez de la prueba financiera. Subestimar su cálculo puede significar dejar una suma de dinero considerable sobre la mesa. En Silver, nuestro equipo de expertos financieros está especializado en la cuantificación y documentación del lucro cesante. Ayudando al cliente a transformar una pérdida intangible en un reclamo concreto, defendible y maximizado.